Terminada la noche de carnaval, tomó su navaja y comenzó a hacerse una incisión a lo largo de los óvalos…
Este micro fue seleccionado y ahora participa en el concurso de marzo en la Marina de Ficticia. En donde el tema del mes fue: Carnavales.
Microcuentos
Terminada la noche de carnaval, tomó su navaja y comenzó a hacerse una incisión a lo largo de los óvalos…
Este micro fue seleccionado y ahora participa en el concurso de marzo en la Marina de Ficticia. En donde el tema del mes fue: Carnavales.
Habían cruzado la frontera del ciberespacio. Un mundo increíble, pisado por muy pocas personas, se abría ante sus ojos. Hubo un mareo, una leve pérdida de la razón. Cuando la recobraron, se hallaban frente a Dios. Con sus múltiples tentáculos, los tomó al unísono por la cabeza y en vilo los alzó. Les propinó un par de cachetadas y dijo: “¡mira nada más! ¡Otro grupo de Nerds que atraviesa la frontera! Bien, pueden entrar, el arcángel Gabriel los guiará”. Otro ser pulposo, aunque menos grotesco, apareció de la nada. Sus ventosas los jalaron del pecho y los arrojó dentro de una jaula. Allí, cinco mesas, cada una con un monitor y un teclado los esperaban. “¡Está bien, sigan creando mundos!”, dijo el arcángel, y se fue. Los Nerds lanzaron una carcajada, y comenzaron a teclear.

Sólo por decir algo, levantó la mano: un sinnúmero de ojos se posaron en aquella masa gelatinosa con sólo un par de cuencas vacías en medio. Los ojos; ojos sin parpados, sin cara; sólo ojos, y nada más, observaban nerviosos preguntándose: qué dirá. Y más aún: cómo lo dirá. Entonces, la masa gelatinosa con sólo un par de cuencas vacías en medio y la mano arriba alzó la voz. Y su voz era una explosión; así que explotó, y los rumores que lanzó se estamparon sobre los ojos sin parpados y sin cara y los dejó ciegos…
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